
El 1 de abril de 2021, el Wellbeing Taskforce de la International Bar Association (IBA), publicó los resultados de una encuesta lanzada a nivel mundial para medir el bienestar y salud mental de abogados y abogadas durante el periodo de junio a diciembre del año 2020. La encuesta lanzada por esta organización busca conocer el nivel de bienestar de los profesionales de derecho y los factores que lo afectan.
Para medirlo, la IBA utilizó un índice de puntuación de bienestar creado a través de preguntas sobre el estado de ánimo de los participantes, asignando un valor a cada pregunta para sumar un total de 100 puntos.
De forma general, los resultados de la encuesta indican que el índice de bienestar de los abogados es de 51 puntos, 32% más bajo que el índice de la fuerza laboral en general medido por la Organización Mundial de la Salud.
Entre los principales factores que impactan de forma negativa en el bienestar y salud mental de los abogados se encuentran: (i) múltiples tareas a realizar, (ii) largas jornadas de trabajo, (iii) presión por entregar el trabajo en tiempos poco realistas e (iv) imposibilidad para tomar descansos, entre otros.
Ahora bien, cuando se analizan los datos considerando el género y la edad, los resultados son aún más alarmantes, pues el índice de bienestar del género femenino está 8% por debajo del índice general y 16% debajo del índice del género masculino, siendo las más afectadas abogadas entre 25 y 34 años de edad.
Para este grupo, la fatiga, el sueño interrumpido, la ansiedad, la falta de salud física y los problemas familiares y sociales son los principales detractores de su bienestar, mismos que en muchos casos llevan a las mujeres a tomar la decisión de retirarse de la fuerza laboral.
Nada de esto suena raro cuando imaginamos el día a día de un abogado que está frente al escritorio redactando correos, contratos y demandas, coordinando equipos multidisciplinarios y apoyando a sus clientes a resolver todo tipo de asuntos jurídicos, actividades que implican largas noches, frustración y cansancio, aunado en muchos casos, a la exigencia de registrar cierto número de horas facturables.
Pero en el caso de las abogadas no solo eso, de conformidad con el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (“ILSB”) debido a la histórica asignación de roles de género, la mayoría de quienes desarrollan trabajo doméstico y de cuidados dentro del hogar son mujeres (3), mismas que en promedio dedican 39 horas semanales a trabajo doméstico no remunerado (4)
Al respecto, durante décadas las mujeres han demostrado amplia capacidad para lidiar con ambos roles, cumpliendo con sus responsabilidades de forma eficiente, demostrando entrega y además aportando valor agregado a las organizaciones donde laboran.
Sin embargo, la actual pandemia causada por el SARS-COV-2 (“COVID-19”) ha agregado actividades adicionales con las que malabar, como lo son asistir a los hijos con la educación a distancia, trabajar de forma remota y aplicar los protocolos de salubridad recomendados por el gobierno de nuestro país, lo que para muchas ha sido el cataclismo de su ya de por si complicada agenda.
La suma de todo esto, trae como consecuencia que exista poco o nulo tiempo para atender las necesidades personales, causando un decremento en el bienestar y salud mental de las mujeres y en específico de las abogadas en nuestro país.
Por lo anterior, resulta difícil -o casi imposible- pensar en lograr un balance en nuestras vidas, la mayoría de las abogadas por la simple profesión, ya somos excelentes priorizando y organizando tiempos y, aun así, diario nos levantamos a dirigir lo que parece un circo de 5 pistas que a más de una nos hace pensar que no hay salida.
Al respecto, aun cuando actualmente la mayoría de las firmas, asociaciones y empresas reconocen que la salud mental y bienestar de mujeres trabajadoras es una prioridad (5), muy pocos han sabido adecuar sus estructuras y mecanismos para hacer frente al aumento en la carga emocional de sus abogadas durante el último año.
Aun cuando esto parezca frustrante, las abogadas (encima de todo) somos la pieza clave para buscar solución a esta crisis de bienestar y salud mental, pues nadie mejor que nosotras sabemos y entendemos los retos a los que nos enfrentamos día a día, así como las emociones y sentimientos que conlleva intentar completar todas estas actividades con éxito.
La clave está en realizar una constante y sincera evaluación de nuestro bienestar y establecer canales de comunicación efectiva con colegas y superiores que les permita conocer las prácticas y actitudes que impactan de forma negativa nuestra salud mental.
La situación de cada abogada es diferente y por eso resulta esencial comunicar con precisión y detalle los factores que deterioran nuestro bienestar, pues esta información es la materia prima que las instituciones necesitan para identificar áreas de oportunidad en el ambiente laboral y crear mecanismos hechos a la medida para contrarrestar la actual crisis de salud mental de las abogadas en nuestro país.
1.International Bar Association, Mental Wellbeing in the Legal Profession, Abril 2021; https://www.ibanet.org/Mental-wellbeing-in-the-legal-profession.aspx
2.Organización Mundial de la Salud, Mental health and work: impact, issues and good practices; https://www.who.int/mental_health/media/en/712.pdf
3.Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, 51% Una agenda para la igualidad, 2018, pags. 26, 27 y 28; https://ilsb.org.mx/archivo/multimedia-category/trabajo-del-hogar/)https://ilsb.org.mx/archivo/multimedia-category/trabajo-del-hogar/
4.Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, Inspección Laboral, julio 2017, pag. 1; https://ilsb.org.mx/archivo/multimedia-category/trabajo-del-hogar/)
5.International Bar Association, Mental Wellbeing in the Legal Profession, Abril 2021; https://www.ibanet.org/Mental-wellbeing-in-the-legal-profession.aspx

Sobre la autora
Ruth Rosales. Asociada de la práctica International Commercial & Trade en Baker McKenzie en la Ciudad de México. Es Licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y tiene una especialidad en Derecho Aduanero por el Instituto Tecnológico Autónomo deMéxico. Se unió a la Firma en 2012 y desde entonces ha estado involucrada en asuntos relacionados con comercio internacional, acuerdos internacionales, programas de importación y exportación, así como procedimientos de litigio locales e internacionales.