
A finales del siglo XIX surgió el derecho de la competencia en Estados Unidos como una reacción en contra de las concentraciones de mercados en manos de monopolistas de industrias como la petrolera, acerera y ferrocarrilera. En 1890 surgió la Ley Sherman como contrapeso de esta realidad. Desde entonces el mundo ha seguido su desarrollo industrializador, innovador y tecnológico, al tiempo que las legislaciones de competencia han seguido evolucionando.
En su origen, el derecho de la competencia se enfocó en los mercados tradicionales, donde se realizan transacciones de bienes físicos, a través de la interacción directa entre comerciantes y consumidores. Sin embargo, el vertiginoso desarrollo tecnológico mundial reciente ha cambiado radicalmente el terreno de juego. El internet ha transformado la dinámica de numerosos sectores a medida que la economía mundial se ha digitalizado aceleradamente. La llegada de la pandemia de COVID-19 ha intensificado la transición a la economía digital y hoy, es una parte cada vez más importante de los hábitos de consumo. Cada vez más frecuentemente, los consumidores realizan compras, transacciones bancarias, pedidos de alimentos y reservaciones de alojamientos, a través de aplicaciones digitales.
Economía digital y sus efectos positivos
Algunas características de los mercados digitales son: (i) efectos de red, definidos como aquellos que surgen cuando el valor de un producto para sus usuarios aumenta con el incremento en el número de usuarios del producto (e.g. Whatsapp); (ii) mercados relevantes de dos o más lados, definidos como, las plataformas que sirven como punto de encuentro para dos o más grupos de agentes, típicamente consumidores y oferentes, que interactúan a través de una plataforma que funge como intermediario (e.g. Mercado Libre); (iii) innovación acelerada; (iv) inversiones iniciales elevadas y períodos de no-rentabilidad largos para lograr escala de supervivencia; (v) efectos de disrupción; y (vi) el efecto de “el ganador lo toma todo” (que se explicará más adelante).
En la última década, el comercio digital ha tenido un impacto en el crecimiento económico al reducir los costos de transacción; ha generado una innovación sin precedentes; ha acercado geografías; ha transformado y hasta redefinido industrias; y ha reducido asimetrías de información. Por ejemplo, existen bienes digitales que han sustituido a bienes que anteriormente se consumían en formato físico y cuyo costo marginal de reproducción se ha vuelto cercano a cero. Tal es el caso de música, películas y videos que ahora se pueden transmitir a través de interfaces digitales de datos y que han dejado en la obsolescencia a los mercados tradicionales donde se intercambiaban.
La economía digital tiene el potencial de cambiar la estructura del mercado en numerosos sectores a través de la innovación disruptiva, es decir, soluciones que redefinen completamente la estructura del mercado. Un ejemplo de esta innovación disruptiva es el negocio digital en México desarrollado por Kavak. Esta start-up mexicana fundada en 2016, que se dedica a la venta online de vehículos de segunda mano, está creando una estructura de mercado nueva y disruptora al buscar atraer a una gran masa de vendedores y compradores de autos del país a un solo gran mercado digital. Esta solución es fundamentalmente distinta y superior a una agencia de autos usados sobresaliente. Así fue como, a menos de cinco años de fundada, Kavak alcanzó una valuación mayor a los mil millones de dólares, lo que le ha valido el título del primer unicornio mexicano.
La economía digital también ha fomentado el desarrollo de la economía colaborativa (definida como el aprovechamiento de productos o servicios, mediante su uso compartido, a través de una plataforma). Esta forma de relación entre oferentes y consumidores implica el aprovechamiento de bienes y servicios sobre los que no se adquiere propiedad ni exclusividad. La economía colaborativa favorece la competencia al permitir el ingreso al mercado de nuevos oferentes que ejercen presión competitiva sobre empresas ya establecidas en mercados tradicionales relacionados, y contribuye a la eficiencia de la economía pues permite que ciertos activos incrementen drásticamente su utilización. Por ejemplo, Airbnb se constituyó como una alternativa al hospedaje vacacional en hoteles que en ocasiones cobraban costos elevados, lo que derivó en que algunos hoteles disminuyeran sus precios y mejoraran su oferta para atraer consumidores. Asimismo, aumentó la eficiencia de stock de capital pues la capacidad turística se incrementó de forma instantánea.
Riesgos de la economía digital
Sin embargo, el desarrollo boyante de la economía digital también plantea retos importantes para las autoridades de competencia, al poder propiciar la concentración de mercados y la realización de prácticas anticompetitivas.
Entre los problemas de competencia identificados con las economías digitales está la posibilidad de que la generación, recolección y procesamiento de grandes volúmenes de información (Bigdata) constituyan barreras de entrada o faciliten prácticas anticompetitivas. Por ejemplo, una compañía con suficiente información de patrones de comportamiento y consumo podría inferir que una persona estaría dispuesta a pagar el doble que otra y realizar una estrategia de precios discriminatorios. Y si esa estrategia la diseñara un algoritmo creado por inteligencia artificial ¿Sería sancionable?
Otro problema en estas economías es el incentivo de empresas gigantes, por adquirir start-ups innovadoras, eficientes y disruptivas, para adquirir su innovación pero también para evitar su desarrollo y eliminarlas como potencial competencia a futuro (adquisiciones asesinas o killer acquisitions).
En mi opinión, el problema de competencia más profundo en las economías digitales es el fenómeno conocido como “el ganador lo toma todo” (winner takes all), que se refiere a la tendencia de que un mercado se concentre en un único oferente, debido a los efectos de red. La naturaleza del producto hace que los costos de cambiar sean tan altos que sea prácticamente inviable la entrada de un nuevo jugador. Por ejemplo, una vez que UBER logra el número necesario choferes en la plataforma que garantice recoger a los usuarios en el menor tiempo, los usuarios no tendrán incentivos de utilizar otra plataforma; y los choferes, al saber que la mayoría de los clientes se encuentra en UBER, tampoco tendrán incentivos de cambiar de plataforma. Estas compañías llegan a una escala que eliminan los incentivos de los usuarios de cambiarse de plataforma. Esta dinámica se repite en numerosos servicios. ¿Quién podría hoy permitirse, por ejemplo, abandonar Whatsapp y seleccionar otra plataforma, si sus amigos y familiares ya están concentrados en dicha plataforma?
Reflexión final
La manera de hacer transacciones ha cambiado mucho desde los orígenes del Derecho de la Competencia a la fecha. Esto ha llevado a las autoridades de competencia a cuestionarse si las herramientas actuales de competencia son suficientes para abordar los problemas de los mercados digitales o si resulta necesario regular estos mercados. El reto será realizar un balance entre reglas que no inhiban los beneficios de la economía digital, pero neutralicen el poder de algunas empresas para explotar su dominancia.
* Inmerso en la lógica de competencia hay un objetivo de proteger la inclusión de los agentes económicos eficientes que operan en un mercado y nivelar el terreno de juego.
Bibliografía:
- COFECE, Repensar la competencia en la Economía Digital, Estudios de Promoción a la Competencia, Febrero 2018.
- El País, Kavak: el ‘unicornio’ mexicano de los coches usados, disponible en esitio: https://elpais.com/economia/2020-12-05/kavak-el-unicornio-mexicano-de-los-coches-usados.html
- Motta, Massimo, Política de Competencia. Teoría y Práctica, Fondo de Cultura Económica.
- OCDE, A Roadmap Toward a Common Framework for Measuring The Digital Economy, Report for the G20 Digital Economy Task Force, Saudi Arabia 2020.
- OECD, DAF/COMP(2012)22, Hearings, The Digital Economy, 7 de febrero de 2013.
- OECD, Digital Economic Outlook 2020, disponible en el sitio: https://www.oecd-ilibrary.org/sites/bb167041-en/index.html?itemId=/content/publication/bb167041-en.
OECD, Start-ups, Killer Acquisitions and Merger Control, 2020, disponible en el sitio: www.oecd.org/daf/competition/start-ups-killer-acquisitions-and-merger-control-2020.pdf

Sobre la autora:
Fernanda Garza Magdaleno es Consejera en el área de Competencia Económica en Basham, Ringe y Correa S.C. Previamente se desempeñó como Directora de Procedimientos en la División General de Asuntos Jurídicos de la COFECE. Cuenta con una Maestría en Derecho Económico Internacional por la Universidad de Barcelona. Es Miembro del International Competition Network.