
Correr, es la palabra perfecta que define nuestras vidas antes de la contingencia de salud derivada de COVID-19 y su significado ideal sería despertar, ir a la oficina, comer, dormir, repetir. Como abogadas, a veces sentimos que nos quedamos atoradas en ese círculo de actividades donde pareciera que no hay tiempo para nada más y el balance de vida es simplemente un sueño irreal. Los traslados a la oficina, las comidas rápidas para alcanzar a avanzar con otros pendientes, las llamadas, reuniones con clientes y el interminable trabajo que se va apilando poco a poco en el escritorio con una fecha para ser entregado, dificulta que podamos encontrar el tiempo para disfrutar de una vida personal como nos gustaría, normalizando en nuestras vidas las comunes excusas de “no tengo tiempo / estoy muy cansada”.
Hoy, ante la pandemia del COVID-19, los días ya no vuelan, sino que pasan más lentos. Sin tanto que correr, nuestras mentes comienzan a darse cuenta de todo eso que faltaba y a lo que no prestábamos atención porque simplemente no había tiempo para eso, pues la vida laboral consume. Quién iba pensar que hasta hace 3 semanas preparar brownies podría considerarse un lujo en razón del tiempo disponible.
Y es cierto, se nos presenta una situación paradójica que debemos afrontar a diario, es evidente que tenemos más tiempo del que previamente disponíamos, pero tenemos opciones limitadas de cómo disfrutarlo al tener que quedarnos en casa. Sin embargo, creemos firmemente que no existe una mejor oportunidad para volver a equilibrar la balanza de la vida personal con la profesional que ésta.
Si bien este momento de vida no se trata de un concurso de productividad sino de una pandemia, podemos utilizar este escenario de miles de opciones para aprovechar ante el encierro y volver a contrapesar la vida profesional y personal, con ejemplos tan sencillos como tomar los alimentos en familia, hacer ejercicio utilizando el tiempo que destinábamos al traslado, tomar una ducha más larga o dormir un poco más.
Es importante recordar que el equilibrio, es precisamente tener ambos niveles de forma igual, es decir no descuidar ninguno de los dos aspectos. Ante el reto de trabajar en casa, la jornada laboral requiere tener todos los pendientes al día, no desatender las actividades y también estar continuamente presente en las reuniones con clientes. Es ahí donde nos topamos con la realidad que también debemos atender las necesidades familiares en todos los aspectos y cada una de nuestras posiciones ya sea como hijos, padres, abuelos o nietos.
Nuestra recomendación más importante es que les intentemos asignar un tiempo y organizarlo de manera semanal, pero siempre dando prioridad a las necesidades urgentes y agendando un espacio para imprevistos. No se trata de que seamos aprensivos o seguir al pie de la letra este horario, sino que con éste podamos realizar todas las actividades que queremos lograr. Asimismo, otorgar un espacio específico a cada una de las actividades, es decir, no queramos dormir, comer, jugar con los hijos y trabajar todo en el mismo sitio pues se convertirá en nuestro enemigo: la cómoda cama. Nuestro cuerpo y cerebro necesitan movimiento para reaccionar y funcionar de una mejor manera.
Dejando de lado el aspecto laboral, en esta cuarentena y encierro en casa podemos reactivar diversos aspectos de nuestra vida diaria que, en el día a día de la rutina de la oficina, probablemente se complica llevarlos a cabo o limitamos su tiempo, como pudiese ser:
- (i) Pasatiempos: aprovechar el tiempo para pintar, leer, escuchar música, escribir, cocinar, re-decorar lo que necesitas… todas esas cosas que nos gustaría hacer más frecuentemente pero no tenemos tiempo y que nos permiten desconectarnos de la rutina del día a día;
- (ii) Salud física: ¡ejercitarnos! Muchas veces decimos que no tenemos tiempo ni energía para ir al gimnasio, pero ahora es cuando podemos poco a poco hacer algo que nos guste. También aprovechar las comidas para evitar comer fuera y de esta forma disfrutar el comer saludable.
- (iii) El descanso: Parte de la vida personal, involucra tener energía para las actividades diarias, que muchas veces tenemos agotamiento por esa falta de descanso.
- (iv) Social: La convivencia es fundamental para sentir que tenemos vida fuera del trabajo. Desde nuestra pareja, nuestros amigos y la familia… gran idea es aprovechar para reconectarte con ellos, platicar a través de videoconferencia, o cualquier cosa que nos haga sentir que volvemos a estar involucrados en su vida sin tanto pretexto de “hay mucho trabajo”.
El reconectarnos con estas actividades, que no hacemos por la falta de tiempo y porque la atención la centramos al cien por ciento ante el trabajo, nos permite dar ese primer paso para empezar acostumbrarnos y crear una rutina para retomar ese equilibrio. Y definitivamente, tendremos que seguir con nuestro trabajo de forma remota, cumpliendo con cualquier proyecto o entrega, atendiendo a juntas virtuales y respondiendo correos, sin bajar la calidad por el simple de hecho de no estar asistiendo a la oficina. Y también, no es fácil combinar un trabajo de tiempo completo, con la demanda del día a día de salud, buena alimentación, ejercicio y vida social activa. Pero quizás esta es la oportunidad para iniciar estas actividades y que se vuelvan un hábito y podamos mejorar nuestra calidad de vida, combinando ambos de la mejor forma para tener una mejor calidad de vida. Aprovechémoslo.
Sobre las Autoras

Alexandra es asociada junior de Baker McKenzie en la oficina de Monterrey.
- Egresada de la Universidad de Monterrey
- Se especializa en fusiones y adquisiciones, reorganizaciones, participando en transacciones nacionales e internacionales.

Athziri es asociada junior de Baker McKenzie en la oficina de Guadalajara desde 2015.
- Egresada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
- Se especializa en el área de resolución de controversias, específicamente litigio civil, mercantil y amparo.