
“Los líderes son aquellos que impulsan a otros”
Bill Gates
Todavía se siente cercano aquel 13 de marzo de 2020. Algunas personas ya iniciaban un fin de semana largo, mientras otras aún permanecían en la oficina. Comenzamos a recibir la noticia de que, por la pandemia, nuestro despacho adoptaría el esquema de trabajo remoto por tiempo indefinido. Nadie imaginó que diecinueve meses después seguiríamos en esta modalidad laboral y, en consecuencia, nos encontraríamos con el reto y la responsabilidad de aprender a desarrollarnos como líderes a distancia y a promover el desarrollo de los demás de forma virtual.
Sin duda, el liderazgo a distancia es diferente al liderazgo presencial. Ahora lo sabemos, una pantalla nos aleja más de lo que parece y los miembros de nuestros equipos lo resienten, algunos más que otros. Lo que es una realidad, es que estos esquemas de trabajo son la tendencia y para muchos, el futuro de manera casi permanente.
Para mí, en estos casi veinte meses, intentar liderar desde el otro lado de una cámara o el teléfono se ha resumido en una sola frase: aspirar a ser más humana que nunca. Conocer y desarrollar constantemente nuestras habilidades interpersonalestomó más relevancia estos meses; tiempo en el que he logrado identificar cuatro herramientas que, en lo personal, me han funcionado y que considero son clave para alcanzar los resultados esperados de mi equipo de trabajo y cada uno de sus miembros.
1.Confianza. La confianza siempre va primero. Estar en una oficina con tu equipo es la manera más simple de conocer el nivel de avance del equipo y sus miembros de cada asunto; con el teletrabajo esto se dificulta. Sabemos que nuestra tarea como líderes es proporcionarle a los integrantes de nuestros equipos, toda la información que requieren para el desempeño de sus tareas, para entonces darles la libertad de avanzar solos, haciéndoles saber que confiamos en ellos. Ello implica que antes debemos asegurarnos de que las personas tienen las competencias y los conocimientos suficientes para hacer bien su trabajo o, en caso contrario, la tarea de desarrollar dichas competencias y fomentar el estudio. De esta manera evitaremos estar presionándolos 24/7 hasta al final. De la mano de la confianza, considero que se puede fortalecer el sentido de responsabilidad en cada persona.
2.Autoconocimiento. “Conócete a ti mismo”, es una frase que escuchamos en diferentes etapas de nuestra vida. Entonces… ¿qué es lo que a mí me funciona?, ¿qué metodologías de trabajo me dan resultados?, ¿qué espero de mi equipo?, ¿qué necesito mejorar de mi trato a los demás?, ¿qué actitudes personales debo corregir?, ¿cuáles son mis fortalezas?, ¿cuáles mis fallas o áreas de oportunidad?… Responder con absoluta sinceridad estas y otras interrogantes sobre uno mismo, sin duda, hará que nuestro desarrollo y el de los miembros de nuestro equipo sea más efectivo. Así que tomemos pluma y papel, empecemos a escribir la lista de las cosas que debemos mantener, fortalecer o corregir y… aferrémonos a ella.
3.Comunicación. Comuniquemos, pero en serio. Hoy más que nunca, comunicar lo que queremos de forma asertiva es más importante que hace unos meses. Ser precisos con nuestros mensajes siempre será una de las claves del éxito. Un buen líder sabe comunicarles a los integrantes de su equipo el objetivo general y lo que espera de cada uno. Busquemos ser siempre transparentes y tener una comunicación estrecha con los miembros de nuestros equipos, pues esto fomenta que todos ellos participen, comenten, cuestionen y aporten a la conversación, generando así un crecimiento general, no sólo individual. Además, si cada uno de los miembros de tu equipo sabe que tienes la puerta o el chat abierto para ellos, se genera de forma automática un sentido de pertenencia al equipo y con éste la motivación personal de cada miembro del equipo.
4.Retroalimentación. Retroalimentación puntual. Con el paso de los años he comprendido la importancia de una retroalimentación efectiva, pues cuando así lo hacemos, nuestro equipo aprende y crece. No hay duda, una retroalimentación efectiva y respetuosa nos hace mejores líderes. Es muy importante dar la retroalimentación en el momento indicado, de lo contrario se pierde el sentido de la misma. Para dar una retroalimentación efectiva es fundamental poner mucha atención a las acciones y los resultados del equipo, tener ejemplos claros y reales como soporte de lo que se va a decir, retroalimentar de forma individual y posteriormente, en colectivo. ¡Ah! y tener presente la regla de oro: corrige en privado, felicita en público. Una retroalimentación efectiva tiene altas probabilidades de ser bien recibida y quién sabe, quizá con el tiempo alguien nos recuerde por haberle dejado una huella positiva como yo recuerdo a los líderes que me han formado.
Desde luego, existen muchas otras herramientas que nos pueden ayudar a ser mejores líderes. Sin embargo, estoy convencida de que, si nos comprometemos a desarrollar las cuatro que aquí he mencionado, nuestra forma de trabajo y nuestros equipos mejorarán exponencialmente, sea éste a distancia o en forma presencial.
Tengamos siempre presente que nuestra misión como líderes es impulsar a otros. Trabajemos en ello.

Sobre la autora:
María Chávez Rule, es abogada del área de Transaccional de Chevez Ruiz y Zamarripa en la Ciudad de México. Licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Desde hace 8 años se especializa en la práctica de derecho transaccional-corporativo, asesorando a clientes nacionales e internacionales en las áreas de fusiones y adquisiciones, contratos civiles y mercantiles y derecho societario.