
Como abogadas, frecuentemente nos vemos ante la dificultad de encontrar el equilibrio entre nuestra vida profesional y personal y, en la interminable búsqueda de este balance, muchas veces nos olvidamos de lo que para nosotras significa el éxito y el papel que juega dentro de nuestro proyecto de vida.
En teoría, el balance entre la vida personal y la profesional es el estado de equilibrio en que una persona prioriza de igual manera las exigencias de su carrera profesional con aquellas de su vida personal.
Hace más de 15 años que decidí estudiar derecho, mi idea de ser una “abogada exitosa” implicaba salvar al mundo prestando servicios legales a quienes más lo necesitaban en nuestra sociedad, y cuando empecé a trabajar en uno de los despachos corporativos más reconocidos de México, mi visión dio un giro de 180 grados para incluir una corner office, la sociedad en un despacho top-tier y outfits estilo Jessica Pearson.
Hoy, algunos años después, mi visión sobre lo que implica ser exitosa como abogada se ha transformado por completo pues ahora estoy convencida de que el verdadero éxito como abogada, radica en alcanzar todos los días la satisfacción del equilibrio entre mi vida personal y mi vida profesional.
Como mujeres y abogadas en México, se tiene cierta expectativa de nosotras en la sociedad y en esta rama laboral liderada históricamente por el género masculino. Tenemos una gran carga sobre nuestros hombros para “demostrar” que nuestro trabajo es igual de valioso que el de nuestros colegas hombres.
Estoy convencida de que en México es hora de un cambio de mindset urgente. Más horas en la oficina y sacrificios de sueño y salud no equivalen a mejor calidad de trabajo. ¿Qué provoca una falta de equilibrio entre la vida personal y la profesional? La respuesta no es éxito, sino vista cansada, agotamiento, despersonalización, autoevaluación negativa y, por ende, un pobre desempeño laboral.
El derecho representa un estilo de vida y nos enriquece en nuestro día a día, sin embargo, además de abogadas, somos mamás, esposas, amigas, hijas, estudiantes y, sobre todo, personas que necesitan un espacio para ellas mismas. Hay que afrontar la realidad de que los distintos roles de las mujeres difícilmente trabajarán de la mano con nuestra carrera profesional si no ponemos un alto a las expectativas y a las viejas costumbres en las que se hacía creer que una mujer exitosa profesionalmente no podía tener al mismo tiempo una familia feliz, o una vida personal plena. Sí se puede, el reto está en lograr ese punto de equilibrio entre ambas.
He encontrado que existen distintas herramientas clave para lograr ese balance entre la vida profesional y la personal:
1.Ser sincera contigo misma: Hay que identificar ¿qué me está causando estrés? ¿A qué área de mi vida estoy dando prioridad y cómo esto está afectando las demás áreas de mi vida? Es necesario reordenar nuestras prioridades para poder tomar acción en cómo corregir el desequilibrio.
2.Habilidad organizativa. Priorizar y organizar las tareas diarias, estableciendo objetivos a corto, mediano y largo plazo. Crear una lista de pendientes y elegir un número real de tareas a cumplir en el día, y un par adicionales que serían un “nice to have”. Asignar un tiempo estimado para la ejecución de cada tarea ayuda a aterrizar tu mente en días de trabajo con hora de comienzo y término más realistas y distribuir tu carga de trabajo entre tu semana laboral. Respetar la asignación que haces de tus horas entre tiempo personal, familiar y profesional nos deja una sensación de verdadero equilibrio al final de nuestro dia.
3.El poder del “NO”. Somos demasiado optimistas y en ocasiones poco realistas respecto al tiempo que nos tomará ejecutar cierta tarea. Es muy importante fijar límites que nos permitan tomar cargas de trabajo razonables y manejables. Expresar a nuestros equipos cuando estamos saturados e imposibilitados para tomar un nuevo proyecto, refleja organización y dedicación a nuestro trabajo.
4.Trabajo en Equipo. Un equipo de trabajo con mucha comunicación entre sus miembros y tareas asignadas de manera clara, es el camino al éxito. Hay que redistribuir las cargas de trabajo con reuniones periódicas y constantes. Así como en el trabajo, necesitamos un equipo eficiente en casa que involucre a nuestra pareja, familiares, profesionales, etc.
5.Enfoque. Estar presentes en el aquí y el ahora trae múltiples beneficios a nuestras vidas. En el ámbito laboral, dedicar nuestra máxima atención a cada cosa que hacemos, permite que nuestro trabajo sea de mejor calidad y que podamos concluirlo en menor tiempo; mientras que en el ámbito personal, estar completamente presentes en el tiempo que compartimos con nuestra familia, amigos o actividades personales, nos da un sentimiento de satisfacción y realización.
Finalmente, hay que recordar que el equilibrio cambia en la misma medida en que cambian las circunstancias; por eso hay que adaptarnos a cada nueva situación volviendo a buscar poner los pies en la tierra y reordenando nuestras prioridades cuando nos sentimos abrumadas o rebasadas, ya que esto es un indicador de que algo en nuestra vida ha cambiado. De igual manera, nuestra noción del éxito y lo que lo conforma, se transforma constantemente, sin embargo, no debemos perder de vista que el objetivo es sentirnos plenas al cumplir con nuestros objetivos profesionales como abogadas, y personales con nosotras mismas y con nuestros seres queridos. Tener en cuenta estas sugerencias te podrá ayudar en el camino a encontrar TU equilibrio y a disfrutar de cada día en el camino. Que tu trabajo forme parte de tu mundo, no que tu mundo sea el trabajo.

Sobre la autora:
Isabel Núñez es Directora del Área Transaccional de Chevez Ruiz Zamarripa en la Ciudad de México, asesorando a diversos clientes nacionales e internacionales en asuntos patrimoniales, corporativos y de fusiones y adquisiciones. Es Licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana, Especialista en Instituciones de Derecho Financiero por la Universidad Panamericana y Maestra en Derecho por Northwestern University. Asimismo, Isabel ha participado como expositora en el Diplomado de Gobierno Corporativo de la Universidad de Monterrey.