
Siempre me he considerado una persona que le gusta planificar pues lo considero como sinónimo de “establecer orden, tranquilidad, y alcanzar objetivos satisfactoriamente”. Hoy, que soy madre, lo valoro aún más y entiendo la relevancia que esta habilidad puede tener en nuestras vidas para lograr conciliar trabajo y familia, sintiendo seguridad y tranquilidad al conseguir de manera satisfactoria todos los objetivos que te planteas y que ambas áreas requieren en el día a día.
Mi interés en este tema radica en el impacto positivo que tiene utilizar la planificación al reducir el estrés y aumentar el bienestar de las mujeres trabajadoras, para considerar su aplicación y desarrollo como parte de las estrategias clave en mantener una salud física, mental y emocional equilibrada durante el desarrollo de nuestras labores maternas y profesionales.
Y ¿qué es la planificación? Existen muchas definiciones, principalmente relacionadas a la administración y gestión de empresas y/o gestión de proyectos (Project management), sin embargo, considero que una manera sencilla de resumirlo es: “Proceso mediante el cual se decide de antemano qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo y quién lo hará”. Si nos enfocamos en responder estas preguntas antes de iniciar el día o la semana, o incluso, las tareas pendientes, ya sea dentro del hogar o del área laboral, se puede conseguir un ritmo de vida más eficiente y, en consecuencia, reducir el estrés, mejorar tu desempeño y utilizar de manera adecuada el tiempo del que se dispone.
Ahora bien, ¿qué relevancia toma la planificación para una madre trabajadora? ¡Toda! En ocasiones, la gestión de las necesidades de la familia y las responsabilidades laborales puede llegar a ser complicada, y es fácil sentirse abrumada sin una planificación adecuada. Por tanto, al planificar no sólo nos ayudamos a establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal para evitar el agotamiento y el estrés, sino también a establecer prioridades conforme a los tiempos y tareas que se tienen en ambos ámbitos, logrando así una mayor productividad, el mantenimiento de una vida saludable y la armonía con las personas que integran el hogar y el sitio de trabajo. Como resultado, la planificación ayuda a: (i) mantener un equilibrio entre las responsabilidades del entorno laboral y la familia (aun cuando éstas sean compartidas), y (ii) mejorar considerablemente la calidad de vida reduciendo el estrés, la irritabilidad, el insomnio, la ansiedad, entre otros.
Lo importante es decidir hacerlo y hacerse el tiempo para encontrar la mejor herramienta que te ayude a ello. Además, que sepas que la planificación es una habilidad que puede aprenderse y perfeccionarse por lo que todas pueden llevarlo a cabo. Puedes comenzar por preparar una lista de tareas que incluya fechas límite, importancia y/o urgencia, y el tiempo a dedicarle, teniendo siempre en cuenta plazos y tiempos realistas. De inicio puede tomar tiempo, ¡pero valdrá mucho la pena! No sólo te dará una mejor perspectiva y claridad de dónde estás parada, qué necesitas, y cuál es el plan de acción, sino también evitará que te frustres y caigas en diálogos o tratos negativos hacia ti misma porque “no te alcanza el tiempo” e incluso te ayudará a anticipar o afrontar mejor las complicaciones que puedan ir surgiendo. Al final del día, de la semana o del mes, te sentirás más satisfecha y podrás asegurar que estás cumpliendo con todas tus responsabilidades o metas.
Para la preparación de esa lista podrías apoyarte en algunas herramientas, aplicaciones u opciones como Evernote, Google Keep, Notas, Hojas de Excel, diagramas de Gantt o Asana y por supuesto, utilizar una agenda o un calendario (electrónico) para anotar todas tus tareas y responsabilidades (con recordatorios), incluyendo reuniones de trabajo, actividades de los hijos, citas médicas, ciertas labores del hogar, actividades de esparcimiento o relajación, etc.
Una cuestión muy importante a destacar es que la planificación no sólo es una habilidad relacionada con el manejo de estrés y equilibrio entre la vida profesional y la personal, sino que además está directamente relacionada con la correcta delegación de responsabilidades, y toma de decisiones de manera oportuna. Aprovecha para aprender a delegar o delegar las tareas que puedan ser realizadas por alguien más o bien, eliminar o posponer aquellas que no resulten esenciales o urgentes. Al final, tus prioridades se pueden ir ajustando según las circunstancias, pero no olvides revisar tu lista de tareas regularmente para asegurar que estás avanzando en tus objetivos y realizando las tareas sin dejar nada atrás.
Vivimos en una sociedad que ha normalizado el estrés como un estilo de vida, y es necesario buscar opciones que ayuden a equilibrar esta situación, es importante ser agentes de cambio para retomar formas de vida más saludable: Planificar cuidadosamente tu día, semana y/o mes, es un paso importante para ello. Desde luego mejorará tu calidad de vida, la calidad de tus relaciones y la calidad de tus resultados personales y profesionales y evitará que tu salud se vea mermada o comprometida en el día a día. Establecer prioridades claras, optimizar tu tiempo, establecer límites sanos y necesarios entre el trabajo y la vida personal, y generar dinámicas que reduzcan tanto el estrés como la ansiedad son pasos de gran importancia en nuestro rol como madres conscientes y trabajadoras, y ¡como personas que con gran entusiasmo buscamos cada día ser felices y exitosas!
Referencias:
Stoner, J., Freeman, E., Gilbert Jr., D. (2012). Administración, 6ta. Edición. Pearson.

Sobre la autora:
Patricia estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (Mención Honorífica y Medalla Gabino Barreda), y una Maestría en Derecho Comercial Internacional en el World Trade Institute de la Universidad de Berna en Suiza (Master of International Law and Economics). Trabajó como abogada junior en la firma Fratini Vergano European Lawyers en Bruselas, Bélgica. Actualmente es Asociada Senior en Aguilar y Loera, S.C., y su práctica profesional se centra en las siguientes áreas: (i) Comercio Internacional, prácticas desleales de comercio, reglas de origen, arbitraje de inversión, (ii) Derecho aduanero, verificaciones de origen, restricciones arancelarias y no arancelarias, (iii) Regulatorio, y (iv) Competencia Económica; con experiencia en las industrias del acero, automotriz, textil y química.