
Afortunadamente, cada vez son más las organizaciones que reconocen y destacan la relevancia que la diversidad les aporta. Tanto en la conformación de equipos de trabajo, atracción y retención de talento, creación de nuevos productos o servicios, estrategias para alcanzar la misión, visión que buscan cumplir, entre otros, se ha reconocido a la diversidad como un elemento que aporta gran valor. La profesión legal no ha sido ajena a esto.
Si bien el término profesión legal es muy amplio, tanto en el ámbito público como privado, podemos observar que se han implementado diversos mecanismos de inclusión y se han establecido estrategias que permiten atender este importante tema de manera más asertiva. En el ámbito público, frecuentemente encontramos varios departamentos, áreas o direcciones, que se ocupan de la agenda vinculada con los temas de diversidad e inclusión. En el ámbito privado, ha crecido el número de empresas y demás organizaciones que se ocupan de crear mecanismos para contribuir con la implementación de políticas que buscan prevenir la discriminación, entre otros objetivos. Asimismo, las firmas legales también han implementado diversas estrategias, como la creación de comités de diversidad e inclusión, la creación de grupos de afinidad, la capacitación a través de cursos y talleres dirigidos a su personal, la obtención de certificaciones, el desarrollo de campañas, entre muchas otras actividades.
Ya sea en el ámbito público o privado, estas distintas estrategias buscan generar un impacto positivo en la dignidad de las personas que, al estar alineadas con los objetivos perseguidos por las organizaciones, proporcionan un entorno seguro y estable, el cual permite a las personas que las integran no solamente ser, vivir y pensar diferente sino también a impulsar el desarrollo de sus competencias y habilidades. Los escenarios estresantes disminuyen la capacidad de acción por lo que proporcionar entornos de seguridad resulta fundamental para que las personas puedan desarrollar su potencial, lo que se traduce en múltiples beneficios para las organizaciones a todos los niveles.
Las firmas legales tienen también una gran responsabilidad social. Aun y cuando la mayoría de las organizaciones privadas han reconocido este compromiso con la sociedad, las firmas de abogados son agentes claves en la construcción del estado de derecho y en que las diversas personas tanto físicas como morales puedan ejercer sus derechos.
Por lo anterior, las estrategias de diversidad e inclusión de las firmas legales no solamente deben mirar al interior de la organización, sino que también deben considerar al entorno que les rodea para cumplir con su responsabilidad social.
En el caso particular de nuestro país, estamos atravesando momentos complicados que han afectado de muchas maneras al estado de derecho. Esta afectación tiene muchas aristas, pero una muy relevante es la falta de acceso a la justicia que sufren diversas personas o grupos vulnerables, a tal grado que personas que no ejercen la abogacía se han tenido que involucrar en la defensa de derechos. Si bien, el activismo ha estado presente en nuestro país, no ha sido sino hasta relativas recientes fechas que figuras como la de “persona defensora de derechos humanos” han sido introducidas en nuestro marco jurídico.
De esta manera, resultará fundamental para las firmas legales plantearse preguntas como ¿quién o quiénes no tienen acceso a los servicios jurídicos?, ¿Quién o quiénes están siendo excluidos de la profesión legal? Evidentemente, al plantearse preguntas como las anteriores se abren muchos ángulos y dimensiones, pero al mismo tiempo surgen muchas oportunidades que permitirán tomar acción.
Respecto a la pregunta de quién o quiénes están siendo excluidos de la profesión legal podemos, por ejemplo, hacer referencia a la gran cantidad de personas que se encuentran estudiando o han concluido sus estudios de la licenciatura de derecho, pero que no logran encontrar oportunidades de trabajo. Esto resulta paradójico considerando, por un lado, la elevada matrícula en la licenciatura de derecho en nuestro país y, por otro, un estado de derecho en crisis y una gran cantidad de personas que necesitan recibir servicios legales.
La exclusión de estos estudiantes de derecho, entre otras razones, se puede deber a que muchos de ellos provienen de entornos económicamente desfavorecidos (ello repercute en la falta de recursos que a veces les son solicitados en la profesión como contar con automóvil propio para poder trasladarse de un lugar a otro para cumplir con sus tareas); otros residen en zonas periféricas a los núcleos urbanos, lo cual dificulta su traslado a aquellos centros productivos en donde usualmente se localizan las firmas legales, empresas o dependencias de gobierno; otros más pudiesen parecer no confiables por el entorno de su formación, por ejemplo, aquellos que logran contar con la licenciatura estando en centros de reclusión (la abogacía es la opción de educación superior que se ofrece a personas privadas de la libertad en algunos centros penitenciarios); en el caso de las estudiantes, por su condición de género y, en otros casos, incluso por su apariencia o sus orientaciones sexuales.
En atención a la responsabilidad social que la profesión legal tiene de ser agente que contribuya a la construcción del estado de derecho, es claro que las estrategias de diversidad e inclusión de las firmas de abogados no solamente deberán apuntar al interior de las organizaciones, sino que también deberán ocuparse de su entorno y de las diversas problemáticas que excluyen de la profesión legal a personas o grupos vulnerables. Ahora bien, un aspecto importante a considerar es que las estrategias o iniciativas de acción no resulten de carácter meramente asistencial.
Esto es relevante, ya que las labores asistenciales no generan espacios igualitarios, sino que crean relaciones asimétricas en donde la persona o los grupos asistidos se encuentran en una posición inferior y a disposición de la persona o institución que presta la ayuda. El reto será generar mecánicas y espacios que busquen colocar a ambas partes en un plano de igualdad que enriquezca a las personas y que impulse el desarrollo de las organizaciones.
El reconocimiento y respeto a la diversidad al interior de las firmas legales permitirá abordar lo anterior de una mejor forma, pues al tratarse de cuestiones complejas, una pluralidad de ideas, de perspectivas y la posibilidad de dialogar para atender los puntos de encuentro y desencuentro será altamente benéfico en la elaboración de estrategias.

Sobre el autor:
Silverio Sandate es Asociado Senior en Von Wobeser y Sierra, SC. Por más de 12 años ha
desarrollado su práctica en el área de Propiedad Intelectual, así también se ha enfocado desde su rol como miembro del Comité de Diversidad a impulsar iniciativas valiosas de inclusión.Actualmente es Subcoordinador de la Comisión de Igualdad y Género de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, AC. Es Licenciado en Derecho por la Escuela Libre de Derecho, con estudios de posgrado en Derechos de Autor en la Universidad de Buenos Aires, así como en el Instituto de Propiedad Intelectual y Derecho de la Competencia.