
Me invitaron a escribir un artículo y estuve pensando durante algún tiempo sobre qué tema hacerlo. Por lo general, tenemos la intención de escribir algo relacionado con temas legales, sin embargo, sentí la necesidad de compartir mi situación actual y cómo se puede equilibrar la vida personal con la laboral.
Desde que empecé a trabajar (o, posiblemente durante mis estudios), crecí con la idea que el trabajo era lo más importante que podíamos tener en nuestras vidas. El crecimiento laboral e independencia económica (especialmente en el caso de mujeres) es a lo que uno debe siempre aspirar. Con el paso del tiempo empiezas a sentirte presionada por varios factores externos que nos sentimos obligadas a cumplir, inclusive factores de creencias religiosas respecto a servir a los demás y si dichos factores externos que nos hacen sentir así (presionadas por cuestiones de uno mismo) no están equilibrados y queremos cumplirlos a como de lugar. Esa situación fácilmente nos puede llevar a explotar.
Durante la pandemia en el año 2020, me encontré ante esa difícil situación de no poder asistir a la oficina. Personalmente, la oficina significaba un lugar completamente ajeno al hogar, donde lograba desconectarme al cien por ciento de todos los problemas cotidianos, incluso familiares; en cierto modo era mi segundo hogar. No obstante, en el día a día me enfrentaba al tráfico de la Ciudad de México, el llegar a la oficina era para mí un cambio mental y era concentrarme completamente en el trabajo. Lo necesitaba y disfrutaba.
Pasando tanto tiempo en casa, por el cierre de las oficinas y el confinamiento, caí en cuenta que no había tenido la oportunidad de disfrutar mi casa, pasar tiempo con mi esposo, encontrar hobbies que me hicieran sentir bien; empecé a notar que realmente el poder dedicar también tiempo diario a la vida personal era muy importante y necesario. El poder desconectarnos al cien por ciento del trabajo, dejar de contestar correos o ver mensajes en fin de semana o vacaciones, dedicar tiempo para mí y para mi familia, resultaba increíblemente importante y satisfactorio.
Ustedes, ¿realmente creen que exista esa separación del trabajo y la vida diaria? Aunque es difícil, ¡si es posible! Muchas veces nos sentimos tan apegados a cumplir con todos los factores externos que nos rodean que siempre intentamos dar gusto a los demás antes que a uno mismo. Sentirnos con esa necesidad de siempre estar a disposición del trabajo y de los clientes (inclusive en días de vacaciones) es algo que experimentaba con anterioridad pero ahora lo estoy trabajando.
Ahora bien, es importante el poder dedicar tu tiempo, tu esfuerzo, estrés físico y mental proveniente de la oficina durante únicamente el periodo de trabajo y no mezclar estos sentimientos cuando ya es tiempo de estar con la familia o con uno mismo. Pasamos tanto tiempo dando importancia a factores externos y cumplirlos que de pronto no sabemos quiénes somos en realidad y nos cuesta descubrirnos o reecontrarnos.
Siempre he admirado a la gente que puede decir “no” sin rodeos; gente que logra hacer esa separación de vida laboral con la vida personal. Me encuentro en ese proceso de lograr hacer esa separación de vida laboral y mi vida personal, y con gusto puedo decirle que poco a poco voy lográndolo. Me encantaría poder llegar a ese punto donde pueda respetar mis horarios de trabajo y los horarios para uno mismo, así como no hacer personales los problemas de los clientes o de la oficina.
He de confesarles que algunos días puedo lograr bien el darme mi espacio y tiempos, pero aún trabajo para alcanzar ese anhelado equilibrio; especialmente intentantdo que en vacaciones o fines de semana no revise el correo y descubrir si hay algún tema urgente que resolver. Asimismo, externando mi sentir en la oficina, los socios y colegas me han escuchado, aconsejado y apoyado en poder tener más tiempo para mí (inclusive, trabajando a distancia para cumplir metas personales y dando resultados en el trabajo y apoyo a los clientes) y de tal manera lograr así un mejor equilibrio entre la vida personal y mi trabajo.
Estoy convencida que todos merecemos poder dedicar una parte del día a uno mismo, hacer ejercicio, salir por un café, una cerveza, una cena con los amigos, la familia, platicar con alguien para externar los problemas, y ver el trabajo como una forma de escaparnos de la vida personal, no como un medio de obtener ingresos y dar la vida (tiempo y dedicación) por él, ¿no creen?
Amigos lectores de este blog, cualquier recomendación es ¡bienvenida!

Sobre la autora:
María Emilia Loera Mustre, nació en la Ciudad de México el 7 de noviembre de 1988, y estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad de Monterrey. Actualmente es Asociada Senior en Aguilar y Loera, S.C., con experiencia en las áreas de Corporativo, Fusiones y Adquisiciones, Negocios Internacionales, Inversión Extranjera y Competencia Económica.