
Es muy común escuchar que los niveles de violencia y acoso laboral en nuestro país son altos, constantemente se dan a conocer cifras alarmantes en investigaciones, foros y publicaciones. A pesar de ello, parece que no avanzamos en la lucha contra las agresiones que viven día a día las mujeres en los centros de trabajo. Es dolorosa la indiferencia del tema en todos los niveles.
En México la violencia y acoso laboral tuvieron un crecimiento considerable, en encuesta realizada por el INEGI, tan solo en el primer trimestre del 2022 se registró que 25,205 abandonos de mujeres de su empleo fueron por motivos de discriminación o acoso sexual, la descalificación del desempeño del empleado, la asignación de cargas mayores de trabajo, la magnificación de los errores, la amenaza verbal, el embarazo, entre otros.
¿Qué está haciendo México para erradicar la violencia y el acoso laboral? ¿Son suficientes las acciones y reformas publicadas en los últimos años? ¿Qué falta para acelerar el paso contra la violencia que viven las mujeres en nuestro país?
A partir del año 2012 la Ley Federal del Trabajo (LFT) estableció la prohibición de la violencia y acoso en los centros de trabajo, pero no fue sino hasta el 2018 que fue publicada la Norma Oficial Mexicana “NOM-035-STPS-2018 que atiende los factores de riesgo psicosocial en el trabajo, identificación, análisis y prevención”, a través de la cual se reconoce que la violencia laboral es un riesgo psicosocial que atenta en contra de la salud de los empleados y, por ende, los empleadores tienen la obligación de adoptar medidas para prevenir dichas prácticas, así como disponer de mecanismos seguros y confidenciales para la recepción de denuncias. Un año después, en mayo del 2019, se adicionó a la LFT la obligación de los empleadores de contar con un Protocolo para la Prevención, Atención y Erradicación de Violencia Laboral, el cual permite atender y prevenir casos de acoso laboral, acoso y hostigamiento sexual en los centros de trabajo.
Si bien, dichas regulaciones representan los primeros pasos en este largo camino, mostrando un pequeño avance hacia la erradicación de estas malas prácticas, la pandemia representó un retroceso mayor. Mujeres violentadas, despedidas de sus empleos, laborando en jornadas inhumanas, con menor remuneración, mayor brecha salarial y decadencia en oportunidades de trabajo, para el 2021 el escenario era desconsolador.
Sin embargo, el 6 de julio de 2022 el Senado de la República ratificó el Convenio 190 sobre la violencia y el acoso en materia laboral emitido por la Organización Internacional del Trabajo (“OIT”) siendo el primer tratado internacional que aborda la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, el cual constituye una oportunidad para retomar el camino a paso firme rumbo a la dignidad y el respeto, ponderando el derecho de todas a laborar en un mundo libre de violencia y acoso.
Al ratificar el Convenio 190, nuestro país refleja la voluntad y el compromiso para promover y asegurar que las mexicanas tienen derecho a laborar libres de violencia y acoso, promoviendo el derecho a un trabajo decente y respetuoso.
En ese sentido, y como consecuencia de la referida ratificación, México prepara importantes reformas en materia laboral, entre los cuales se podría incorporar la obligación de los empleadores de brindar capacitación periódica relacionada a la prevención de violencia en los centros de trabajo o incluso el reporte de casos y quejas a las autoridades.
¿Será suficiente lo que México ha hecho para erradicar la violencia y el acoso laboral? Es innegable que la firma y ratificación del Convenio 190 por México representa un gran paso, sin embargo, no es suficiente contar con un marco legal sólido sin a la eficacia del sistema judicial en la participación de justicia y compromiso del sector empresarial. Las empresas también deben promover el cambio de manera proactiva desde el interior de la organización.
El auténtico reto entonces recae en cada uno de nosotros, trabajando desde casa contra los sesgos sociales y culturales, educando niñas y niños empáticos y libres de prejuicios, promoviendo el trabajo colaborativo, respetuoso y libre entre los empleados, estableciendo políticas en los centros de trabajo dirigidas a la prevención y atención de cualquier tipo de violencia. El camino es largo, pero continuando con paso acelerado lograremos mejores condiciones para las mujeres de nuestro país.
Referencias:
Sobre las autoras:

Mayeli tiene más de 24 años de experiencia como abogada especialista en derecho laboral empresarial, litigio individual, colectivo y consultoría, cuenta con profundo conocimiento de las reformas laborales de los últimos años y una sólida experiencia en su aplicación, se especializa en
subcontratación, reestructuras. Asesora a los clientes en compliance laboral y prevención de riesgos, así como en litigio en Tribunales

Licenciada en Derecho y Finanzas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Santa Fe. Asimismo, cuenta con diplomados en Derecho Laboral y Justicia Laboral y Subcontratación, ambos impartidos por el Ilustre Nacional Colegio de Abogados de México. Recientemente, se ha dedicado a la consultoría laboral apoyando a importantes clientes de diversos sectores de la industria, tanto nacionales como internacionales.