
Todo comenzó cuando los medios de comunicación se llenaron de noticias a cerca de manifestaciones y protestas ante la indignación del feminicidio de la menor Fátima, cercano al 8M Día Internacional de La Mujer. Hemos normalizado tanto la violencia que éste tristemente pudo haber sido un caso más que pasa si no desapercibido al menos mantenido al margen y cómo sentimos que no podemos hacer más al respecto, nos conformamos con lamentarlo y dejarlo pasar. Pero por alguna razón que aún no tengo clara, este caso me sacudió. Y de pronto ahí estaba en la marcha del 8M alzando mi pancarta en nombre de Fátima. Yo nunca había asistido a una marcha. Éramos miles de mujeres de todas las edades marchando y gritando consignas, cantando canciones con el mismo fin: ¡Basta ya a la violencia contra las mujeres, su discriminación, abusos y desigualdades que restringen sus derechos!
No importó que nunca conocí a Fátima, no importó el hecho de que por fortuna yo no hubiera sufrido en carne propia alguna violencia física por ser mujer, era la necesidad de poner atención y alzar la voz por todas aquellas que sí lo han sufrido. Así sin saberlo nombrar había experimentado por primera vez una auténtica sororidad. Esos, mis pasos en la marcha, fueron mis primeros pasos al feminismo.
Por los siguientes días todas estas vivencias daban vueltas en mi cabeza y volví a cuestionarme de forma mas concienzuda cosas que antes ya me había cuestionado y que por comodidad, poco tiempo o normalización había dejado pasar y había dejado de ver. ¿Por qué la desigualdad entre hombres y mujeres? ¿De dónde venía? Siempre me pareció que había algo extraño en el orden de las cosas, en la historia que sea ha contado del mundo, de las sociedades y sus costumbres y tradiciones. Hemos conocido el mundo y su historia casi solo por lo que nos han contado los hombres. ¿Dónde están las mujeres?
¿Por qué se han asignado ciertas labores a las mujeres solo por ser mujeres y a los hombres solo por ser hombres? Y a quiénes benefician dichas asignaciones.
Interesada en conocer más sobre le feminismo me acerqué curiosamente a un amigo y no a una amiga como se pensaría más lógico para que me compartiera material de lectura sobre el tema. Pues en alguna ocasión me comentó que en su clase sobre Teoría General del Derecho en la Escuela Libre de Derecho impartía un modulo sobre feminismo. Me envió entonces varios textos sobre feminismo, sus orígenes, historia y sus autoras. De todos ellos elegí al azar comenzar con “Cuándo el Género Suena Cambios Trae” (Una metodología para el análisis de género del fenómeno legal) de Alda Facio Montejo.
Este texto, que se los recomiendo ampliamente, además de contener una metodología que encontré muy valiosa para el análisis de textos legales a fin de determinar si éstos son discriminatorios o no y proponer soluciones legales al respecto contiene una increíble introducción a la Teoría Feminista que daba cuenta de las principales interrogantes que hacían ruido en mi cabeza.
A partir de este momento se volvió inevitable advertir y descubrir en cada aspecto de la vida las desigualdades de género que existen y se normalizan en nuestras sociedades todos los días. En las relaciones personales, familiares, laborales y sociales. Este despertar es descrito perfectamente en el metáfora de las Gafas Moradas la cual ilustra de manera gráfica y muy puntual cómo es imposible volver a ser ciegas ante la desigualdad cuando ahora podemos verlo todo para cambiar esas realidades que no nos gustan.
Para mí estos cambios inician con acciones propias y pequeñas. Ser conscientes en qué medida llevamos a cabo o permitimos que se lleven a cabo conductas que nos colocan a las mujeres en situaciones de desigualdad y restricción de derechos en favor de quienes ejercen en el patriarcado mayores beneficios.
Espero que sean cuales sean, des tus primeros pasos hacia el feminismo.

Sobre la autora:
Sofía Torres López es asociada en el despacho García Alcocer.
Obtuvo el título de Abogada en la Escuela Libre de Derecho, Ciudad de México en el 2016. .