
Los influencers en las redes sociales han estado de moda ya desde algunos años, al principio de su aparición nos preguntábamos por qué estaban teniendo tanta relevancia; después nos daríamos cuenta de que, junto con la tecnología, la manera en que se hacía publicidad también estaba evolucionando y por eso es que veíamos a estas personas promocionando productos y servicios a través de sus redes. Aunque entendí como se estaba moviendo la tendencia nunca pensé que al ser abogada especializada en Propiedad Intelectual (PI) tendría posibilidad de formar parte de ese grupo.
Cuando comencé mi cuenta @concretalegal.mx en Instagram sabía que era una plataforma que podría ayudarme a impulsar mi negocio, en ese momento nos encontrábamos en el inicio de la pandemia y necesitaba una manera de seguir publicitando mi despacho. Inicialmente mi cuenta se veía como una cuenta comercial; compartía fotos que hacían referencia a los servicios que ofrecía y algunas imágenes que yo editaba con datos curiosos acerca de la propiedad intelectual, en otras ocasiones hacia stories hablando acerca de algún tema interesante de la PI sin embargo sentía que yo no estaba fluyendo pues me costaba muchísimo trabajo grabarlas y cuando las publicaba podía notar que me veía forzada, presionada para no cometer ningún error al hablar, para que la luz fuera perfecta o para que no hubiera ningún ruido de fondo. No me daba cuenta de que mi contenido transmitía perfección ¿no debería ser eso bueno?
Si lo pensamos, las redes sociales están hechas para conectar y compartir con las personas, ya sea entre tus amigos y familia o bien, con las personas que admiramos y que queremos conocer un poco más; las redes sociales fueron hechas para conectar entre nosotros, los seres más imperfectos. Era lógico que muy pocas personas se identificaran con mi cuenta pues nadie tiene realmente esa perfección que yo quería transmitir. Yo no lo había entendido hasta que, entre mi frustración, mi hermana me lo dijo: el propósito de tu cuenta es compartir a los demás todo el conocimiento que tienes. En ese momento lo entendí, yo no quería que la gente viera que podía hablar sin equivocarme o que vieran que tenía una perfecta iluminación; quería que vieran que la PI estaba en todos lados, que conocieran sus beneficios y como ésta podía proteger sus negocios o sus ideas, quería compartir mi convicción de que una abogada o abogado no necesita ser una persona de traje que habla llena de tecnicismos que nadie más puede entender, sino que la información puede ser accesible y puede estar al alcance de todas y todos.
En el momento en que me preocupé por generar contenido de valor para quienes me seguían fue cuando mi cuenta comenzó a crecer de manera exponencial, vieron que detrás de ese despacho que se llama Concreta Legal existe una persona apasionada por la PI, que le encanta trabajar en cafecitos y que no le preocupa no estar del todo arreglada cuando se trata de compartir el chismecito de última hora en temas de Propiedad Intelectual. El agregado de todas estas cosas comenzó a crear una conexión con mi audiencia quienes ya no solo eran mis seguidores, sino que poco a poco comenzaron a convertirse en mis clientes. Cuando cambié mi objetivo de vender por compartir con los demás, irónicamente mi cuenta comenzó a dar los resultados que esperaba conseguir cuando la cree.
Una vez que mi cuenta comenzó a crecer vi como había un camino por recorrer en el tema de ser creadora de contenido de temas legales en las redes sociales. Intenté que Concreta Legal fuera también una cuenta que tuviera impacto en Facebook, sin embargo, me di cuenta que era una red con un enfoque muy distinto a Instagram por lo que no capturaba la misma atención que mi cuenta principal, así que aunque esa cuenta sigue activa no es a la que mayor prioridad le doy, pues mis clientes potenciales no vienen de ella. En este tiempo he comenzado a intentar posicionar el término #lawfluencer y el slogan legal is the new sexy para crear un vínculo con las generaciones jóvenes que utilizan está red social y que de esta forma se den cuenta que lo legal ya no tiene que ser aburrido y que pueden encontrar contenido de valor y divertido sin tener que buscar en otra plataforma.
Gracias a ese crecimiento he podido trabajar de la mano con un SEO para crear mi página web donde cualquier persona puede encontrar información sobre los servicios que ofrecemos y comprar lo que necesita directamente desde ahí. Además, hemos podido crear un blog donde semana a semana publicamos artículos con temas de PI en un lenguaje accesible para todo público. Hoy, gracias a este trabajo en equipo, mi página se encuentra entre los primeros lugares de respuesta al realizar una búsqueda sobre registro de marca en Google lo que ha llevado a que mis ventas no sean exclusivas de clientes de Instagram sino también de clientes que llegaron a Concreta de manera orgánica al buscar algo relacionado en la web.
Aprender a escuchar a mi audiencia me ha ayudado a comprender lo que les gusta a mis clientes, lo que les gustaría saber y sobre todo conocer directamente de ellos lo que necesitan para protegerse a ellos y sus negocios, permitiéndome ofrecer un servicio más completo. Contar con más de 26,000 seguidores me ha llevado a trabajar junto con una agencia de publicidad y fotógrafos profesionales para ofrecer contenido visual atractivo y de calidad que provoque en mis seguidores el deseo de interactuar con mis publicaciones. Además, he tenido la oportunidad de realizar lives con expertos en diversos temas como moda, finanzas, psicología, entre otros, donde platicamos como sus profesiones se unen de alguna manera con la Propiedad Intelectual y nos permitimos responder las preguntas que las personas tengan al respecto.
Pero, sin duda, la sección que ha tenido más impacto en mi cuenta es la de chismecito time que ahora se ha convertido en una marca en proceso de registro. En dicha sección platico a mis seguidores, de manera dinámica, sobre alguna noticia relacionada con la PI que haya causado impacto; hemos hablado de Christian Louboutin, la realeza británica, Bimbo, entre muchísimos otros temas. Cuando estos videos son publicados se genera muchísima interacción y la cantidad de mensajes crece considerablemente, lo que me demuestra que tengo una comunidad que interactúa conmigo y que valora lo que creo para ellos.
Las redes sociales impulsaron mi negocio, pero solo lo hicieron cuando me permití ser yo misma, cuando comencé a ofrecer información de valor para la gente que me seguía y cuando transmití que detrás de esa cuenta de Instagram no se encontraba un despacho legal que buscaba ofrecer sus servicios, sino que se encontraba una abogada apasionada que quería demostrar que lo legal no es aburrido. Cuando mostré mi parte más humana y auténtica, las redes me mostraron sus beneficios y me permitieron crecer junto con ellas permitiéndome hacer aun más de lo que en un inicio imaginé.

Sobre la autora:
Claudia Rodríguez, es abogada especialista en propiedad intelectual fundadora del despacho Concreta Legal. Inició su despacho al identificar la necesidad que había de brindar asesoría legal a los emprendedores de forma fácil, accesible y con un toque divertido para hacer el proceso más ameno y poder transmitir que es más fácil de lo que puede parecer tener protegida la Propiedad Intelectual y contar con los contratos necesarios de los negocios.