Labores de cuidado: un rol socialmente asumido por las mujeres, pero de corresponsabilidad
            
            “A todos y todas nos une el cuidado, algo que parece invisible, intangible, que muchas veces damos o recibimos sin darnos cuenta. Hay quienes cuidan en soledad y quienes cuidan en compañía. Hay personas a quienes el cuidado les cuesta más, otras a las que les cuesta menos. Ese cuidado que nos une, hay que contarlo”.
– Contemos los Cuidados
Todas las personas se benefician de las labores de cuidado, pero la realidad es que son las mujeres quienes mayoritariamente asumen el rol de cuidadoras. Esto se debe a que, socialmente, estas labores se han asignado a las mujeres con base en estereotipos de género que refuerzan la idea de que los hombres generan ingresos, mientras que las mujeres asumen el rol de cuidadoras.
En efecto, las mujeres e, inclusive, las niñas destinan la mayor parte de su tiempo a labores de cuidado, las cuales incluyen tanto actividades diarias como el acompañamiento a personas con enfermedades al final de la vida. A pesar de ello, su trabajo es poco visibilizado y reconocido en la sociedad.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres y niñas asumen de manera desproporcionada las labores de cuidado, lo cual limita su acceso a: educación, trabajo bien remunerado, ocio y descanso(1). Conforme a las cifras de la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres realizan el 76.2% del trabajo de cuidados no remunerado y se estima que 606 millones de mujeres en edad de trabajar están fuera de la fuerza de trabajo remunerada debido a sus labores de cuidado(2).
En el caso de América Latina, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que las mujeres destinan una cantidad significativa de tiempo a tareas de trabajo no remunerado, entre ellas, el cuidado de personas dependientes, y, en el caso de México, las mujeres dedican 42.8 horas a la semana a actividades de cuidado(3). Por su parte, la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados reflejó que, en 2022, el 75% de las personas cuidadoras en México eran mujeres(4).
Las cifras anteriores reflejan una realidad impactante: existe un reparto desigual de las actividades de cuidado entre hombres y mujeres, lo cual exacerba y profundiza la desigualdad. Esto es, son las mujeres quienes mayoritariamente están asumiendo el rol de cuidadoras y quienes resienten las consecuencias económicas, sociales y emocionales de dicha labor, reflejando así la necesidad urgente de cambio(5).
Ante este panorama, resulta fundamental replantear la labor de cuidados y, principalmente, introducir en la agenda política de los Estados la implementación de un sistema integral de cuidados(6). Dicho sistema es una respuesta ante la necesidad de proteger y garantizar el derecho de cuidado de las personas y los derechos de las personas cuidadoras. Esto es, se basa en reconocer que la labor de cuidado es una corresponsabilidad entre los géneros, y entre los hogares, el Estado, el mercado, las familias y la comunidad, mas no una responsabilidad “natural” de las mujeres.
Si bien los Estados cuentan con políticas o programas para el cuidado de ciertos sectores de la sociedad, de acuerdo con la ONU, falta implementar un modelo integral que se base en (i) concebir el cuidado como un derecho humano, (ii) universalidad, es decir, permitir que todas las personas accedan al derecho al cuidado y a servicios que tengan igual calidad; (iii) corresponsabilidad social y de género; (iv) promoción de autonomía; y, (v) solidaridad en el financiamiento(7). Por lo tanto, resulta fundamental incluir en la agenda política de los Estados el diseño e implementación de un sistema integral de cuidados.
En el caso de México, en el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, se incluyó la igualdad sustantiva y los derechos de las mujeres como eje transversal y, con ello, se incorporó en la agenda pública la necesidad de reconocer y distribuir el trabajo de cuidados para transformar las condiciones estructurales que limitan la participación de las mujeres en la economía. De ahí que una de las nuevas promesas y uno de los grandes pendientes del Gobierno Federal sea: la construcción e implementación de un Sistema Nacional de Cuidados(8).
A nivel local, en la Ciudad de México, el reconocimiento a nivel constitucional del derecho al cuidado y al sistema de cuidados constituyó un gran avance en 2017. Sin embargo, la presión de la sociedad civil, a través de una serie de amparos, obligó al Gobierno de la Ciudad de México a saldar la deuda con las mujeres consistente en la construcción de un sistema integral de cuidado. De ahí que, 7 años después, se vea un movimiento en el andamiaje gubernamental para la implementación de dicho sistema.
Si bien en México y, particularmente, en la Ciudad de México se ven avances en materia de cuidados, falta mucho por avanzar en la construcción e implementación de un sistema integral de cuidados. Por ello, resulta fundamental exigir que la labor de cuidados sea un tema prioritario en la agenda pública.
En conclusión, la desigualdad en la distribución de la labor de cuidado refleja un problema real y latente en las sociedades: la desigualdad de género. Esto se debe a que las mujeres son quienes asumen esta labor en perjuicio de su desarrollo personal, profesional y económico. De ahí que la invisibilización de la labor de cuidado de las mujeres y la falta de un sistema integral de cuidados acentúan los estereotipos y brechas entre hombres y mujeres.
En ese sentido, resulta indispensable que los Estados incluyan en la agenda pública la construcción de un sistema integral de cuidados, el cual reconozca la corresponsabilidad social y de género en la labor de cuidado. En México se observan múltiples avances; no obstante, la deuda gubernamental con las mujeres sigue latente.
*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autora y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.
Referencias:
(1) Naciones Unidas. (2024). Transformar los sistemas de cuidados en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de Nuestra Agenda Común. Documento de política del sistema de las Naciones Unidas.
(2) Care work and care jobs for the future of decent work / International Labour Office – Geneva: ILO, 2018.
(3) S. Huenchuan, Cuidados de largo plazo para personas mayores: perspectivas demográficas y sociales en el Caribe hispano, Centroamérica y México (LC/MEX/TS.2024/17/-*), Ciudad de México, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2024.
(4) INEGI. (2023). Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022.
(5) UN Women (2020). Putting care for people at the centre of a sustainable and just economy expert. Group Meeting Report.
(6) De acuerdo con la ONU, como el “conjunto de políticas encaminadas a concretar una nueva organización social de los cuidados con la finalidad de cuidar, asistir y apoyar a las personas que lo requieren, así como reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados que hoy realizan mayoritariamente las mujeres, desde una perspectiva de derechos humanos, de género, interseccional e intercultural”.
ONU Mujeres y CEPAL (2021). Hacia la construcción de sistemas integrales de cuidados en América Latina y el Caribe. Elementos para su implementación.
(7) Naciones Unidas. (2024). Transformar los sistemas de cuidados en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de Nuestra Agenda Común., op.cit.
(8)Presidencia de la República de los Estados Unidos Mexicanos (2025), Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030