El once de abril de 2024, recibí un correo por parte del equipo de Abogadas MX notificándome que Larissa Aime Caamaño Tena sería mi mentee dentro del “Programa de Mentoría Estudiantil 2024”. Desde nuestra primera reunión, descubrimos afinidades significativas: ambas compartíamos una fuerte vocación por el derecho internacional y habíamos representado a la Facultad de Derecho de la UNAM en competencias de Moot Court. Este punto de encuentro facilitó un vínculo de confianza que sería clave para la mentoría.

A partir de ese primer encuentro, como mentora opté por priorizar la escucha activa. En lugar de imponer un esquema o secuencia de pasos, le pedí a Larissa que me compartiera sus expectativas, y dudas sobre el proceso que iniciariamos. Este ejercicio nos permitió construir un espacio horizontal y seguro, en el que ella misma podría identificar los caminos que tomaría. Gracias a esta apertura, pudimos identificar con nitidez dos objetivos principales: realizar su servicio social en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y participar en un programa de intercambio internacional ofrecido por la Facultad de Derecho.

Contar con objetivos claros desde el inicio permitió orientar el acompañamiento de forma estratégica y realista. En lugar de perderse en un mar de opciones o de improvisar sobre la marcha, Larissa enfocó sus esfuerzos en metas concretas, que se platicaron a lo largo de las sesiones mensuales. Esto no solo impulsó su motivación, sino que le dio la claridad necesaria para tomar decisiones conscientes, informadas y con visión a largo plazo.

El acceso al servicio social en la SRE fue el primer paso. Si bien el proceso implicaba ciertos requisitos administrativos y filtros de selección, nos concentramos en fortalecer su perfil profesional con base en sus intereses y experiencias previas. Con acompañamiento puntual, logró ser aceptada en una de las áreas afines a su vocación profesional que significaría una experiencia clave en etapas posteriores de su formación.

El segundo objetivo —el intercambio internacional— se materializó cuando fue seleccionada para cursar un semestre en Sciences Po Paris, una de las instituciones más prestigiosas de Europa en el ámbito de las ciencias sociales. El proceso de postulación exigía varios elementos, pero más allá de los requisitos técnicos, el rol de la mentoría fue ser un espacio de apoyo emocional. Dada la complejidad que conlleva tomar la decisión de migrar temporalmente a otro país, Larissa encontró en la mentoría el lugar ideal para expresar sus inquietudes, dudas y miedos, pero también para compartir las buenas noticias de un largo proceso de nueve meses.

Como sucede con frecuencia en los procesos de movilidad internacional, aunque Larissa fue acreedora a una beca por la universidad, los recursos económicos seguían representando un obstáculo importante, asi que durante una sesión de mentoría se platicaron alternativas para financiar este proyecto, se consideraron elementos como la disponibilidad horaria y el poco tiempo que faltaba para realizar la movilidad. Finalmente, Larissa buscó y consiguió integrarse como asistente de investigación en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en una joranda parcial, que no solo le permitió continuar con los dos objetivos principales establecidos desde el inicio de la mentoría, sino que fue una experiencia clave para el desarrollo de habilidades de investigación jurídica, networking profesional y actividades de enseñanza y aprendizaje del Derecho.

En la etapa final del proceso de movilidad, surgieron otros desafíos logísticos: alojamiento, trámites migratorios y conocimiento de los beneficios estudiantiles en Francia. Gracias a una red de apoyo que activamos desde la mentoría, como mentora logré ponerla en contacto con una excompañera de la Facultad de Derecho que la orientó en el proceso de contratación de un piso en París, así como en los beneficios a los que podía acceder como estudiante internacional. 

Larissa realizó un intercambio estudiantil durante seis meses, y a pesar de que la mentoría había finalizado formalmente tras la conclusión de su ciclo como becaria en Abogadas Mx, el contacto continuó activo. 

Al finalizar su estancia en Francia, Larissa decidió concluir su experiencia académica en Europa realizando una estancia en el Irish Centre for Human Rights de la University of Galway, Irlanda. Esta decisión, tomada de manera autónoma, fue reflejo de la madurez, claridad de propósito y seguridad que cultivó a lo largo del proceso.

Esta experiencia confirma que la mentoría jurídica, cuando se basa en la escucha activa y en la definición conjunta de objetivos, tiene un impacto profundo y duradero. Escuchar con atención, sin juzgar ni dirigir de forma unidireccional, permite reconocer las verdaderas motivaciones de quienes están en formación. Y acompañar con base en objetivos claros brinda estructura, motivación y horizonte. Para la persona mentoreada significa la creación de un puente entre la etapa de ser estudiante y ser abogada, y es muy valiosa cuando se hace desde el respeto y la admiración. Sin duda, hay una diferencia significativa entre quienes tienen la oportunidad de tener un mentoría y quienes no, pues esta permite navegar con mayor certidumbre los procesos, sobre todo cuando la estudiante se encuentra cercana al egreso.

En un campo como el jurídico, en el que muchas veces se valora más la competencia individual que la colaboración intergeneracional, la mentoría representa una práctica de resistencia y solidaridad. Acompañar a otras mujeres en sus procesos formativos no solo transforma sus trayectorias: también nos transforma a nosotras como mentoras y nos motiva como mentoreadas.

*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autoras y no necesariamente reflejan la posición de Abogadas MX.