“Cargas que no se ven, pero pesan: ser mujer en el mundo legal”
Alejandra Arizpe
27 de Mayo, 2025

Desde mi experiencia, y conversando con amigas y colegas, coincidimos en algo: como mujeres abogadas, muchas veces sentimos la necesidad de dar más del 100% en nuestro trabajo para “merecer” estar donde estamos.


Además de manejar casos complejos, llevar a cabo negociaciones, litigar ante tribunales, participar en reuniones, entre otras responsabilidades, también lidiamos con cargas invisibles. Algunas son tan comunes que a veces las normalizamos, aunque no deberíamos.


El síndrome del impostor: ¿realmente pertenezco aquí?


En más de una ocasión me he preguntado si soy lo suficientemente buena. Y no por falta de preparación o experiencia, sino porque este sentimiento de “estar fingiendo” o de “haber tenido suerte” aparece justo en los momentos más importantes. Lo mismo les ocurre a amigas brillantes, con maestrías, reconocimientos, años de experiencia y puestos clave, que aún dudan de su propio mérito.


El síndrome del impostor no es solo una sensación individual. Según estudios de la American Bar Association, es un fenómeno común en el ámbito legal, especialmente entre mujeres, quienes lo enfrentan en algún momento –o varios– a lo largo de su carrera profesional(1). 


Muchas veces esto nos lleva a sobrecompensar: trabajar de más, evitar tomar vacaciones, y mantenernos disponibles 24/7.


La carga de demostrar más


Existe una presión constante por demostrar que merecemos estar donde estamos: que nuestro lugar, nuestros logros y ese ascenso tan deseado no son producto de una “cuota de género”, una “decisión estratégica” o simplemente “suerte”. 


Esta presión se traduce en jornadas excesivas, en estar siempre disponibles, en revisar una y otra vez un correo o documento antes de enviarlo, en prepararse el triple para una audiencia, una presentación o una reunión. Y en una autoexigencia constante de no cometer errores, como si no tuviéramos derecho a equivocarnos.


Lo más difícil es que, en muchas organizaciones, esta sobrecarga no es vista como un exceso, sino como la norma para las mujeres. Se espera que seamos “super abogadas”: brillantes, estratégicas, empáticas, sin margen de error y sin pausas. Esta presión no solo genera agotamiento y ansiedad, sino que también perpetúa la desigualdad estructural, al asumir que nosotras debemos esforzarnos más para llegar al mismo lugar que un hombre. Como si estuviéramos siempre compitiendo con nuestros pares hombres desde un escalón más abajo. 


La maternidad: ¿una pausa o un riesgo?


Uno de los temas más sensibles –y silenciosos– que compartimos muchas abogadas es la preocupación sobre el impacto que la maternidad puede tener en nuestro desarrollo profesional. No por falta de deseo de ser madres, sino por el miedo a lo que eso implica para nuestras carreras profesionales. Muchas sentimos que, si hacemos una pausa, aunque sea breve, estaremos “perdiendo terreno” o “quedándonos atrás”. A esto se suma el temor de que tomar una licencia de maternidad, reducir la jornada laboral o incluso expresar el deseo de formar una familia se perciba como una falta de compromiso.


Según una encuesta realizada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en 2023 el 51% de las madres respondieron haber pausado su carrera profesional, en comparación con el 25% de las mujeres sin hijos(2). Uno de los principales motivos es que muchos espacios laborales siguen sin ofrecer condiciones adecuadas ni apoyos suficientes para conciliar la vida profesional y personal.  


Y quienes deciden continuar, muchas veces lo hacen cargando con una culpa constante: por no estar lo suficiente en casa o por sentir que no están rindiendo igual en el trabajo. ¿Podemos ser exitosas como abogadas y como madres al mismo tiempo? Por supuesto que sí. Pero el hecho de que esta pregunta siga pesando sobre tantas de nosotras, dice mucho. 


Lo más lamentable es que incluso el marco legal refuerza esta desigualdad. La Ley Federal del Trabajo otorga 12 semanas de incapacidad por maternidad, pero apenas 5 días hábiles de permiso de paternidad (artículo 170, fracción II, y artículo 132, fracción XXVII Bis, respectivamente)(3).


Esta disparidad no solo es inequitativa, sino que carga exclusivamente a las mujeres con la responsabilidad del cuidado, perpetuando estereotipos que impactan directamente nuestras trayectorias profesionales.


¿Qué podemos hacer?


Lo primero es hablar de esto. Abrir conversaciones honestas y reales. Espacios donde podamos compartir estos retos sin sentirnos “débiles” ni juzgadas. Porque no lo somos.


También es urgente que los espacios de trabajo —despachos, empresas, instituciones— hagan cambios estructurales: horarios flexibles, políticas de parentalidad claras e incluyentes, criterios objetivos para promociones, planes de carrera transparentes, mentorías entre mujeres y entornos de apoyo reales. 


Y entre nosotras también hay mucho que podemos hacer: compartir experiencias, herramientas, acompañarnos, reconocer los logros de otras sin sentir que competimos, y aceptar que no todo tiene que salir perfecto todo el tiempo. 


Ser abogada es un orgullo. Pero también es una batalla constante frente a estructuras que no siempre nos contemplan, expectativas que nos exigen el doble y estereotipos que aún tenemos que romper. 


Pero cuando hablamos de esto, cuando lo visibilizamos, dejamos de cargarlo solas. Y eso, ya es un paso enorme.


*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autora y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.


Referencias:

(1) https://www.americanbar.org/groups/labor_law/resources/on-demand/i-dont-belong-imposter-syndrome-legal-profession/ 


https://www.americanbar.org/news/abanews/publications/youraba/2018/october-2018/tell-yourself-_yet--and-other-tips-for-overcoming-impostor-syndr/ 

(2) https://imco.org.mx/las-madres-en-el-mercado-laboral/ 

(3) https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFT.pdf 

Alejandra Arizpe

Alejandra Arizpe es Asociada de Von Wobeser y Sierra, S.C., egresada del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, con más de 10 años de trayectoria en derecho laboral. Asesora a empresas nacionales y transnacionales en procesos de reclutamiento, redacción y modificación de contratos laborales, prevención de contingencias, formalización de terminaciones de empleados y ejecutivos de alto nivel, así como en la gestión de compensaciones y beneficios. También ha participado ampliamente en investigaciones sobre acoso y hostigamiento, atención de inspecciones de trabajo, juicios de nulidad, y en la creación y revisión de políticas internas, códigos de conducta y reglamentos interiores de trabajo. Su experiencia también abarca la consultoría estratégica en reestructuración corporativa, transferencias de personal y auditorías laborales y de seguridad social para asegurar el cumplimiento de las obligaciones patronales, así como el asesoramiento legal del día a día en materia laboral.

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