Ecosistema Legal-Tech: Donde el Derecho se Transforma, Nosotras Lideramos

Abogada en tierra desconocida
Cuando me gradué como abogada, nunca imaginé que terminaría hablando de “algoritmos”, “bases de datos”, “machine learning” o “IA”. Entré a un proyecto legal que, sin saberlo, formaba parte de un ecosistema emergente: el legal-tech. Un mundo con su propio idioma, reglas no escritas y, sobre todo, con una presencia mayoritaria de hombres —ingenieros, programadores, técnicos— que, en muchos casos, miraban a mi equipo y a mí con escepticismo cuando hablábamos de leyes, compliance o gobernanza documental.
No bastaba con aportar desde lo jurídico; tuve que aprender desde cero cómo funcionaba la tecnología. Reinventarme, confiar en mi intuición y reafirmar que también tenía un lugar ahí. Comprendí que la transformación digital exige también una transformación personal: no basta entender sistemas, hay que liderar personas y tomar decisiones éticas en entornos automatizados.
Con solo un 26% de mujeres en IA —y aún menos en áreas como datos y nube(1)— corremos el riesgo de automatizar el derecho sin diversidad ni enfoque de género. Urge fomentar el liderazgo femenino en los espacios donde se están definiendo las nuevas reglas del derecho y la innovación.
Liderar aprendiendo: hablar “legal” en lenguaje “tech”
Me sentí extranjera, los flujos de trabajo digitales, los sistemas de organización documental o la visualización de datos eran como jeroglíficos, pero descubrí algo que me impulsó, nadie más en la sala podía traducir los retos legales al lenguaje técnico, ese se convirtió en mi superpoder. Gracias a esa integración entre lo legal y lo digital, comencé a liderar proyectos, rediseñar procesos y demostrar que el derecho también puede ser innovador. A menudo se habla de estilos de liderazgo femeninos o masculinos, pero creo que el liderazgo real no tiene género, nace de la experiencia, la empatía y la capacidad de construir, más allá de cualquier etiqueta.
Romper techos requiere más de una mano
En 2022, aproximadamente una de cada cuatro posiciones de liderazgo en grandes empresas tecnológicas globales estaban ocupadas por mujeres, lo que representa un aumento de más de 4 puntos porcentuales desde 2019(2).
Este avance, aunque significativo, sigue reflejando una realidad desigual que no puede ser transformada únicamente por nosotras, cambiar ese modelo no es tarea solo de mujeres, necesitamos hombres que caminen a nuestro lado, y sí, tengo que decirlo esa frase de “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” me incomoda profundamente, no estamos detrás de nadie, estamos aquí, presentes, construyendo y liderando también.
En el espacio que hoy formo parte tuve la fortuna de coincidir con alguien que ha sido mucho más que un jefe, desde el principio, su liderazgo fue distinto basado no en jerarquías, sino en confianza y visión, mientras otros hablan de eficiencia, él habla de impacto, mientras otros se centran en procesos, él pregunta por personas. Reconocer a estos aliados importa, porque romper techos de cristal no se hace en solitario, se necesita comunidad, conciencia y colaboración.
Confiar en la tecnología es avanzar hacia la equidad
Muchos abogados sienten temor o desconfianza ante palabras como “automatización”, “IA” o “transformación digital”. Es comprensible, el cambio genera incertidumbre, y existe el miedo de que la tecnología reemplace lo que sabemos hacer, pero la realidad es otra, estas herramientas no vienen a sustituirnos, sino a impulsarnos, nos permiten trabajar con mayor precisión, optimizar recursos y, sobre todo, recuperar eso que siempre escasea: el tiempo.
Contar con tecnología que comprenda cómo trabajamos los abogados transforma la práctica jurídica, no se trata solo de digitalizar procesos, sino de ejercer el derecho con más agilidad, enfoque y propósito. Lo viví de manera muy personal cuando me convertí en mamá, sentí miedo de no poder con todo, de quedarme atrás profesionalmente o de ser juzgada por querer estar presente en ambas esferas, pero gracias a soluciones que optimizan el trabajo, hoy puedo seguir creciendo, mientras mi hija esta cerca de mí. Ser madre me ha dado una nueva perspectiva: liderar también es acompañar, priorizar lo importante, abrir espacios para otros y otras.
Desde mi trinchera, formar parte de una empresa que impulsa soluciones innovadoras y promueve la transformación digital legal sin perder de vista el factor humano, ha resignificado lo que para mí significa el éxito, una revolución silenciosa que vale la pena empujar cada día.
Un nuevo liderazgo es posible (y necesario)
Liderar no siempre es ocupar un título. Es tener una voz, una visión, una responsabilidad con otras mujeres que vienen detrás. Es atreverse a aprender lo que no se sabe, transformar un sistema desde adentro, romper el silencio frente a los sesgos y defender una innovación con sentido ético.
Necesitamos más mujeres ocupando espacios de decisión sin replicar los modelos del pasado, sino proponiendo nuevas formas de ejercer el poder: más empáticas, más conscientes, más conectadas con la realidad social y tecnológica. Abogadas que lideren el diseño, la auditoría y la implementación de herramientas legales. Que cuestionen, propongan y hagan visibles los puntos ciegos de la tecnología.
El futuro del derecho se construye con quienes se atreven a transformarlo.
*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autora y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.
Referencias:
(1) Revolent Group. (2024). Women in Technology Statistics: Where We Stand in 2024. https://www.revolentgroup.com/blog/women-in-technology-statistics/
(2) Deloitte. (2022). Women in tech: The best bet to solve today's talent shortage. Deloitte Insights. https://www2.deloitte.com/us/en/insights/industry/technology/women-tech-leadership.html